Algunas esculturas en el centro de Madrid recuerdan momentos oscuros de la historia, como el asesinato de los abogados de Atocha y la situación de los refugiados.
MADRID, 19 Oct.
Una forma de explorar el corazón de Madrid es a través de las estatuas que adornan sus rincones, como la del Oso y el Madroño, los leones del Congreso, la Cibeles, Neptuno y muchas otras figuras que representan la historia y la vida de la capital.
Madrid también se muestra a través de sus habitantes anónimos, como la estudiante Susana, retratada en una estatua en Malasaña, o el barrendero madrileño en la plaza de Jacinto Benavente. Estas esculturas reflejan la diversidad y la historia de la ciudad.
Otro ejemplo de la vida madrileña plasmado en esculturas es el 'Farolero madrileño', que se encuentra cerca de la Imprenta Municipal, y 'El vecino curioso', en las ruinas de la iglesia de la Almudena. Estas obras hacen honor a oficios y personajes que han marcado la identidad de Madrid.
En el centro de la ciudad también se pueden encontrar homenajes a personajes históricos, como Julia, una joven que desafió las normas de género para estudiar en la Universidad Central, y a artistas como Celia Gámez, inmortalizada en la escultura 'La violetera' en la Plaza de Gabriel Miró.
Por otro lado, la abstracción y el simbolismo están presentes en obras como 'El pueblo español tiene un camino que conduce a la estrella', que representa el drama de la Guerra Civil española. Esta escultura destaca en la plaza del Museo Reina Sofía por su mensaje socialista.
Además, algunas esculturas en el centro de Madrid recuerdan momentos oscuros de la historia, como el asesinato de los Abogados de Atocha y la situación de los refugiados. Esculturas como 'El abrazo' en la plaza de Antón Martín y 'Refugiados' en el Paseo de Recoletos son testimonios de acontecimientos trágicos que marcaron la sociedad.
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