
Un nuevo giro en la criminalidad en las cárceles españolas se ha puesto de manifiesto tras el brutal asesinato de un compañero de celda cometido por un recluso conocido como 'El Negro'. Este individuo, cuya historia criminal es más escalofriante de lo que parece, utilizó una pesa como arma letal dentro del penal.
El 17 de octubre empezará el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid contra el acusado de un horrendo triple asesinato que tuvo lugar el pasado diciembre. Los tres hermanos de Morata de Tajuña fueron asesinados a golpes con un objeto contundente, presuntamente debido a una deuda, y ahora 'El Negro' se enfrenta a una pena de 36 años de prisión por estos crímenes atroces.
Los cuerpos de las víctimas, que habían estado desaparecidos durante un tiempo, fueron finalmente descubiertos en su segunda residencia. Tras realizar la macabra tarea de ocultar los cuerpos, el acusado se vio rápidamente tras las rejas; sin embargo, su comportamiento violento no se detuvo en el exterior de la ley.
El fiscal ha presentado cargos por tres delitos de homicidio y uno de quebrantamiento de condena, además de solicitar que se tenga en cuenta una supuesta alteración psíquica del procesado, que es de nacionalidad pakistaní. Cabe mencionar que ya en septiembre, un juez había dictado una orden de alejamiento para proteger a una de sus víctimas previas.
Los asesinatos ocurrieron en una mañana de diciembre, cuando el acusado logró entrar a la vivienda de los hermanos escalandos su perímetro. Una vez dentro, propinó golpes devastadores con un palo de hierro a la primera víctima, seguido de ataques similares a las dos restantes, todos resultando en muertes por traumatismos severos.
Tras incendiar los cuerpos de sus víctimas, el procesado fue arrestado un mes y medio después. Un juez determinó su prisión preventiva, donde su violento episodio no acabó, dado que ha continuado su trayectoria criminal incluso en ese entorno cerrado. Se ha evaluado su psique y, aunque se le reconoce un leve trastorno, la gravedad de sus actos plantea serias interrogantes sobre el sistema penitenciario.
Este caso resalta la preocupante realidad de nuestra sociedad y las deficiencias del sistema judicial, que a menudo permite a individuos peligrosos cumplir sus condenas en condiciones que potencialmente pueden hacerlo más violento. La familia de las víctimas, y la sociedad en general, deben cuestionar cómo un hombre así ha llegado a cumplir una condena y seguir amenazando vidas en la prisión.
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