Crónica Madrid.

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"San Felipe Neri: Un refugio esencial para los más vulnerables y quienes enfrentan retos de salud mental"

En un esfuerzo por ayudar a las personas más necesitadas, el centro San Felipe Neri de Cáritas ha abierto sus puertas en Madrid, ofreciendo apoyo psicológico y alimentos a alrededor de 50 usuarios diarios. Esta iniciativa ha brindado una luz de esperanza en medio de la adversidad a quienes luchan contra problemas de salud mental y situaciones económicas difíciles.

Antonio Pantoja es uno de estos usuarios, quien ha enfrentado una serie de tragedias personales en los últimos cinco años. Tras la muerte de su hermano y su esposa, además del fallecimiento de su madre durante la pandemia, Pantoja se vio sumido en una crisis profunda que lo llevó a enfrentarse a problemas financieros y pensamientos suicidas. Sin embargo, gracias al apoyo que encontró en San Felipe Neri, empieza a ver la vida de una manera diferente.

Para Pantoja, este centro ha representado su "salvación". San Felipe Neri, que opera bajo la gestión de Cáritas Madrid, ha estado apoyando a personas vulnerables con problemas de salud mental durante más de un año. Su enfoque se centra en la intervención socioeducativa, proporcionando a los usuarios la flexibilidad para asistir al centro según sus necesidades y mejorar así su calidad de vida.

El programa cuenta con dos componentes clave: un equipo de proximidad que visita parroquias locales y un espacio abierto en el centro. El personal, que incluye psicólogos y trabajadores sociales, se dedica a conocer a los usuarios y a brindarles el apoyo que requieren, ya sea para resolver problemas cotidianos o para recibir asistencia emocional intensiva. El centro, situado en Puente de Vallecas, ofrece servicios como duchas, áreas de descanso y conexión a internet, asegurando que los usuarios puedan estar en un entorno seguro y cómodo durante el día.

De las 30 plazas disponibles en San Felipe Neri, 28 están ocupadas en el equipo de proximidad y 20 en el espacio abierto. El director del centro, Jesús Polo, confía en que se llenarán las 60 plazas para finales de año. Pantoja, uno de los primeros en unirse al programa, considera al centro como una "segunda familia", donde ha encontrado cariño y comprensión tras años de lidiar con el sistema de servicios sociales.

Otro de los beneficiarios, Luis Eduardo Oviedo, quien se unió recientemente, también elogia a las trabajadoras del centro. Compartió sus propias experiencias traumáticas en Colombia, donde enfrentó dificultades extremas para sobrevivir, lo que le ha llevado a valorar la asistencia y el apoyo que recibe en San Felipe Neri.

La variedad de personas atendidas en el centro es notable, abarcando edades desde los 18 hasta los más de 70 años. Muchos de ellos sufren de enfermedades mentales como depresión, ansiedad, esquizofrenia o trastornos bipolares, frecuentemente provocados por situaciones sociales difíciles. Según Polo, los usuarios suelen tardar en establecer una rutina de asistencia regular, con algunos convirtiéndose en visitantes diarios desde el primer momento.

Diana Herranz, trabajadora social en el centro, se asegura de que las primeras visitas sean acogedoras y significativas, creando un espacio donde los usuarios pueden comenzar a abordar sus problemas emocionales. Su enfoque se basa en el respeto por el proceso personal de cada individuo y en establecer un vínculo de confianza.

La participación de voluntarios es crucial. Ana García, quien contribuye desde su jubilación tras 40 años como auxiliar de vuelo, se dedica a promover el proyecto entre las parroquias cercanas, sensibilizando sobre posibles señales de problemas de salud mental entre la comunidad.

A medida que Pantoja y Oviedo continúan su viaje en el centro, ambos han encontrado en San Felipe Neri un entorno de apoyo. Oviedo comparte su felicidad y deseo de relacionarse con los demás, mientras que Pantoja valora el cariño y la escucha atenta que ha recibido en su camino hacia la recuperación.