Crónica Madrid.

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Rivera de la Cruz califica ataque a Vaquerizo como un acto de chequismo, mientras la izquierda pone en duda al "cabecilla de la Movida infantil".

Rivera de la Cruz califica ataque a Vaquerizo como un acto de chequismo, mientras la izquierda pone en duda al

MADRID, 22 de abril.

En el centro del debate cultural, la delegada de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, ha defendido al músico Mario Vaquerizo de las críticas que ha recibido, las cuales caracterizó como "dignas del chequismo". Por su parte, el PSOE ha añado ironía a la conversación, cuestionando la figura del "líder improvisado de la Movida infantil", mientras que Más Madrid ha apuntado hacia el "amiguismo" presente en las acciones del Partido Popular.

Este intercambio de opiniones ha tenido lugar justo antes de la inauguración de la sala de ensayos que lleva el nombre de Mario Vaquerizo en el centro cultural Galileo. Esta designación fue aprobada en el Pleno de Chamberí con el apoyo de los votos de PP y Vox tan solo doce días antes del evento.

Durante una comisión del área, Rivera de la Cruz aclaró que las críticas de la izquierda son un signo de "mezquindad", criticando lo que considera una "persecución" hacia un artista simplemente por ser reconocido en un espacio cultural. Según ella, la sala de ensayo es un homenaje que ha sido desproporcionadamente atacado.

La delegada, aludiendo a sus detractores, enfatizó que la oposición ha acusado con exageración a su administración de otorgar reconocimientos desmedidos, argumentando que solo se premia a quienes están alineados con sus ideas. Comparó la polémica por nombrar una sala con una reacción desproporcionada como si se tratara de una estación de tren.

Frente a esto, Eduardo Rubiño, portavoz de Cultura de Más Madrid, replicó que criticar la dedicación de una sala a Vaquerizo no es ser un “chequista”. Remarcó que el verdadero problema radica en homenajear a alguien en vida sin ofrecer reconocimientos similares a otros referentes culturales con trayectorias más significativas en la historia de Madrid.

Rubiño utilizó ejemplos de homenajes anteriores que se llevaron a cabo por consenso, como el caso del actor Quique San Francisco, que recibió una placa y el nombre de un teatro por unanimidad. Mencionó también otros reconocimientos otorgados a figuras como María Dolores Pradera y Raffaella Carrà, enfatizando que estos eran productos de un acuerdo cívico que ahora se ve comprometido por la mayoría absoluta del PP.

"Estos son ejemplos de cómo se habían hecho las cosas antes de que ustedes ignoraran a algunos en favor de sus amigos del PP", apuntó Rubiño, sugiriendo que la reciente selección de homenajeados está influenciada por relaciones de cercanía política.