
El reciente incidente en Madrid, donde una familia tuvo que apuntalar su vivienda tras el colapso de un hostal, ha puesto de manifiesto la falta de control sobre la legalidad de los negocios en la capital. Este hostal, que operaba supuestamente con una licencia falsa, ha desatado la indignación de los afectados, quienes se ven ahora obligados a vivir en condiciones precarias debido a esta situación.
El alcalde José Luis Martínez-Almeida ha sido objeto de críticas recias por parte de la oposición, en particular de Eduardo Rubiño, portavoz en funciones de Más Madrid en el Ayuntamiento. Rubiño ha expuesto que el actual modelo urbanístico del alcalde fomenta una especie de "barra libre" para este tipo de actividades ilegales, lo que ha llevado a consecuencias devastadoras para los residentes del centro de Madrid.
Durante una declaración pública frente al inmueble siniestrado en la Cuesta de Santo Domingo, Rubiño presentó formalmente una queja ante la Agencia de Actividades del Área de Urbanismo. Su demanda aboga por una acción decidida del Ayuntamiento para abordar lo que él califica como "una situación de impunidad", en la que un hostal sigue operando a pesar de las evidentes irregularidades.
El edil también subrayó la necesidad de que el Gobierno local considere las necesidades de los vecinos, indicando que la familia afectada no debería cargar con el peso de los daños causados por las actividades ilícitas de un establecimiento comercial. “Las obras ilegales de un hostal no pueden arruinar la vida de una familia”, afirmó Rubiño, quien aseguró que su partido se comprometía a buscar soluciones para quienes sufren por la precariedad de estas circunstancias.
En apoyo a la causa, Diana Nebreda, hija de la propietaria de la vivienda afectada, compartió su angustiante experiencia desde que supieron sobre la apertura del hostal en 2019. Se dieron cuenta, tras investigar, de que el establecimiento había comenzado a operar con una licencia falsa, un indicio más de la dejadez administrativa que permite que estas situaciones se perpetúen.
Aunque la pandemia retrasó la apertura del hostal, para 2024 ya estaba en funcionamiento, a pesar de que se había interpuesto una orden de cierre aún sin cumplir. Diana evidenció que, aunque algunas habitaciones han sido clausuradas, el hostal continúa operando sin restricciones en gran parte de sus instalaciones.
El informe técnico del Ayuntamiento ha señalado que el derrumbe se debió a un exceso de peso en el forjado del edificio. Diana lamentó que, mientras su hogar se encontraba en riesgo, las transformaciones ilógicas realizadas por los propietarios del hostal aumentaron significativamente la carga estructural, transformando un hogar familiar en un complicado edificio con diez habitaciones y varios baños.
Según ella, ni siquiera el arquitecto de la comunidad de vecinos tiene acceso a los planos del edificio, lo que añade más incertidumbre a la situación. El informe también resalta que posibles fugas de agua por la instalación inadecuada de los nuevos cuartos de baño podrían haber contribuido al derrumbe.
La angustia de Diana se traduce en preocupación constante: “Hoy se ha caído el techo del salón, pero ¿quién puede asegurarme que no se caerá otra parte de mi casa?”, afirmó. La familia ha empezado a notar humedades en otras estancias y su hermano ya se ha visto obligado a abandonar el hogar familiar, ante la falta de garantías de seguridad. “Ya no es un hogar, es un lugar donde no se puede vivir”, concluyó con evidente desasosiego.
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