Crónica Madrid.

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"Dilawar y su impronta en el crimen: ADN, una colilla y huellas de calzado halladas"

Un hombre ha confesado haber asesinado a dos hermanas en Morata de Tajuña, alegando que actúo en venganza por la muerte de su madre, a la que culpaba de haber sido perjudicada por las víctimas. Esta escalofriante revelación fue hecha por Dilawar Hussein, quien admitió su culpa a los agentes de la Guardia Civil, insinuando que su estado mental no era el óptimo en el momento del crimen.

Según la investigación, el autor dejó atrás evidencias que lo vinculan de manera irrefutable a la escena del crimen. Los inspectores encontraron su ADN en muebles destruidos por el fuego, así como una colilla de cigarrillo y marcas de calzado que pertenecían a él.

El caso se remonta a diciembre de 2022, cuando los vecinos de las víctimas comenzaron a mostrar preocupación por la repentina ausencia de las hermanas. Creían que podrían haber viajado al extranjero en busca de una herencia. La investigación se intensificó, pero los esfuerzos iniciales de la Policía local resultaron infructuosos, lo que llevó a la Guardia Civil a asumir la responsabilidad.

Las autoridades finalmente accedieron a la vivienda el 17 de enero de 2024, tras el aviso de los vecinos. Allí, hicieron un descubrimiento espantoso: los cuerpos de las hermanas estaban apilados y carbonizados. Este hallazgo impulsó la movilización del equipo de Homicidios y Criminalística para llevar a cabo una minuciosa investigación de la escena del crimen.

Se ha establecido que las hermanas mantenían una deuda considerable con Dilawar, ascendiendo a 60.000 euros. Esta suma, según se ha revelado, estaba relacionada con una estafa amorosa que habían sufrido por parte de personas que se hacían pasar por soldados estadounidenses en Afganistán, quienes habían logrado engañarlas para que les enviaran dinero.

Durante el proceso judicial, los testimonios de los agentes revelaron que el acusado indicó haber llevado a cabo el crimen como respuesta al dolor causado por la muerte de su madre, quien falleció en Pakistán debido a una enfermedad. Según sus declaraciones, culpaba a las hermanas de no poder ayudarla económicamente antes de su muerte.

El momento en que se entregó a la Guardia Civil fue particularmente inquietante. Dilawar admitió abiertamente su implicación en los hechos, expresando que estaba "loco" y solicitando escuchar música en una sala mientras los agentes continuaban la investigación.

El jefe de Homicidios de la Guardia Civil detalló que el análisis de la escena de los hechos mostró indicios de una pelea violenta antes de los asesinatos. Los cuerpos estaban en un estado de deterioro significativo, y se encontró ADN del acusado en una colilla y en los muebles del lugar.

Las indagaciones también determinaron que la muerte de las hermanas ocurrió alrededor del 17 de diciembre, coincidiendo con la ubicación del acusado en la zona. Se determinó que había accedido al inmueble saltando un muro para no ser observado.

En su desconcertante relato durante el interrogatorio, Dilawar aseguró haber utilizado una barra de hierro para cometer los crímenes y posteriormente regresó para intentar incinerar los cuerpos. A pesar de esto, su defensa aboga por una menor pena, argumentando que su estado mental debería ser considerado un atenuante. En contraste, la fiscalía solicita una condena que suma 36 años de prisión por homicidio y la violación de una orden de alejamiento previa.

Este trágico evento se remonta a diciembre de 2023, cuando el acusado ejecutó sus osados planes tras haber hecho uso de su relación con las hermanas, quienes habían sido sus inquilinas en el pasado. La comunidad, profundamente afectada por el crimen, se enfrenta ahora a un proceso judicial que busca justicia ante un acto tan brutal y despiadado.