En un rincón patrimonial de Alcalá de Henares, la calle Mayor se erige como un testimonio viviente de la historia. Considerada la vía soportalada más longeva de Europa y la más extensa de España, este emblemático paseo aún guarda secretos del rico pasado medieval de la localidad, que pueden pasar desapercibidos para el visitante común.
Entre sus características más singulares se encuentran las discretas mirillas de hierro y madera, vestigios de un tiempo en el que esta vía era un bullicioso centro comercial y también una judería. Estas antiguas aberturas, que datan de la Edad Media, eran utilizadas por los habitantes para escrutar a los visitantes antes de decidir si les abrían la puerta, revelando así una faceta de la cotidianidad de aquellos días.
La concejala de Turismo, Mari Carmen Herráez, compartió con Europa Press que en la Alcalá de antaño, la comunidad judía desempeñaba un papel fundamental como comerciantes y residían en pisos sobre sus tiendas en esta arteria vital de la ciudad. Herráez comentó que el diseño de las mirillas permitía a quienes se hallaban en la planta superior mirar desde el suelo y decidir si deseaban recibir al visitante o no.
"Cuando alguien llamaba, simplemente se asomaban a la mirilla y, si les agradaba el visitante, lanzaban una llave atada a un cordel para facilitar su ingreso", explicó Herráez. Estas curiosas estructuras, que sobreviven desde los siglos XII y XIII, se usaron durante varios siglos, hasta que en el siglo XIX fueron superadas por métodos más prácticos.
Actualmente, se conservan siete mirillas en Alcalá, la mayoría de ellas en la Calle Mayor. Una de las más notables se encuentra en la histórica pastelería Salinas, un establecimiento que data de épocas pasadas y que está ubicado en la Plaza de Cervantes, un área que fue el antiguo mercado medieval y un punto clave en la configuración del casco urbano.
El mantenimiento de estas mirillas, según Herráez, se debe a la "suerte" y al esfuerzo de los vecinos, quienes han decidido conservar este legado. "Los alcalaínos han sentido la necesidad de preservar estas piezas como un recuerdo de nuestro pasado. Además, son un atractivo turístico que permite a los visitantes conectar con la historia medieval de la ciudad", enfatizó.
Aunque no quedan huellas significativas de mezquitas o sinagogas que una vez coexistieron en la Alcalá medieval, las mirillas de la Calle Mayor siguen siendo un emblema de la diversidad cultural que caracterizó esta localidad. En la actualidad, forman parte de las rutas turísticas de las "Tres Culturas", que invitan a los turistas a explorar los legados cristiano, judío y árabe que han moldeado el núcleo histórico actual de la ciudad.
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