En el ámbito político español, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha enfrentado a la portavoz socialista en el Ayuntamiento, Reyes Maroto, tras la controversia desatada por las protestas de manifestantes pro-Palestina que interrumpieron la final de La Vuelta Ciclista. Almeida, junto a su secretario general, Alfonso Serrano, ha calificado a algunos de estos manifestantes como "gentuza", lo que ha suscitado una respuesta enérgica por parte de Maroto.

El alcalde no dudó en aclarar que su posición radica en el rechazo a la violencia ejercida contra los agentes de seguridad, manifestando: "Digo que es gentuza aquellos que agredieron a 22 policías ese día y quienes atacaron a ciclistas con clavos y cristales." En sus declaraciones, reafirmó que aquellos que ejercieron su derecho a protestar de manera pacífica no deben ser incluidos en esta categoría negativa.

La discusión se intensificó cuando Almeida, al ser interpelado sobre su postura respecto a la situación en Gaza, recordó a Maroto que se situara "en el lado correcto de la historia" y condenara lo que consideró un genocidio. En respuesta, Maroto defendió la dignidad de los más de 100.000 manifestantes que, según ella, se alzaron en Madrid para abogar por los derechos humanos y la paz.

Maroto acusó a Almeida de usar la situación para promover una narrativa de venganza y de malinterpretar acciones que fueron, a su juicio, actos de dignidad colectiva. Consideró que la violencia se evidenció en el asedio a la sede del PSOE en Ferraz, donde hubo numerosos disturbios, y cuestionó la falta de una respuesta institucional ante esa crisis.

Almeida, por su parte, reiteró su desdén por cualquier forma de violencia, enfatizando que el fenómeno no debería estar atado a la ideología. Sugirió que el PSOE se uniera en su postura pacífica y también instara a Hamás a aceptar propuestas de paz, señalando que el primer ministro israelí, Netanyahu, ya había mostrado disposición para ello.

Además, el alcalde también utilizó la ocasión para criticar al gobierno de España, alegando que cuestiones internas relacionadas con su administración y acusaciones de corrupción no deberían ser pasadas por alto en medio de la crisis en Gaza. A través de un tono irónico, se comprometió a que el PSOE estaría representado por Maroto en futuros comicios, insinuando que su partido reflejaría actitudes aún más dudosas.