El pasado 4 de junio, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, expresó su indignación tras ser cuestionado sobre la reciente rueda de prensa protagonizada por la exmilitante socialista Leire Díez, en la que se mencionó a Koldo Víctor de Aldama y se hicieron insinuaciones sobre la relación del PSOE con diversas tramas. Su respuesta fue clara y contundente: “nos toman por gilipollas”.

Desde el distrito de San Blas-Canillejas, el alcalde manifestó su descontento al afirmar que tales actitudes son inaceptables. “Es tiempo de dejar de permitir que nos traten como si fuéramos tontos”, pronunció Almeida, destacando además que esta es una expresión recogida en el diccionario de la Real Academia Española.

Almeida criticó abiertamente el comportamiento de Díez, sugiriendo que no estaba realizando una labor informativa válida. “No está escribiendo un libro de investigación; lo que hace es convocar a la prensa para montar un espectáculo y no acepta preguntas”, argumentó, señalando que la política actual se ha convertido en un mero show mediático.

Además, el alcalde resaltó un presunto pacto entre Díez y el PSOE, afirmando que su actuación estaba dirigida por este partido y obedecía a intereses comunes con la estrategia de Pedro Sánchez. "Es hora de que dejemos de tolerar estas situaciones en nuestro país”, enfatizó, mostrando su desánimo ante la situación política vigente.

Según Almeida, la reciente rueda de prensa simboliza una nueva etapa en la política española, donde la búsqueda de protagonismo parece primar sobre el servicio público. Describió a Leire Díez como “una fontanera del PSOE” que anhela atención mediática, y criticó la dinámica de enfrentamientos que se produce en este tipo de actos.

“Los españoles no merecen ser tratados de esta manera. No merecemos que se nos burle mientras el Gobierno se mantiene en silencio desde hace semanas”, subrayó, refiriéndose al silencio de Sánchez desde el 29 de abril y a la falta de comunicación efectiva con la ciudadanía.

Finalmente, Martínez-Almeida advirtió que las decisiones tomadas por el actual presidente del Gobierno podrían tener efectos devastadores para la democracia y la convivencia en el país, instando a una reflexión sobre el rumbo que está tomando España bajo su dirección.