El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado el cierre del último paso peatonal en la calle Dante, como parte de las obras de soterramiento en la A-5, programado para este lunes. Esta medida se ha tomado tras la reciente demolición del paso inferior para vehículos que conectaba la calle de Seseña con la carretera de Boadilla del Monte, trabajo que finalizó el pasado jueves.
Este pasadizo, conocido como el de Dante, es el último de los seis pasos peatonales que quedaban en la zona afectada por el proyecto de soterramiento. Su clausura es fundamental para proseguir con la construcción de los pilotes y losas que formarán el nuevo túnel, del cual ya se ha completado un 58% de su construcción, lo que equivale a 4.078 de un total de 7.000 pilotes necesarios.
El consistorio ha recomendado a los peatones utilizar el paso alternativo que se encuentra en el enlace del Parque de Atracciones. Los vecinos de Campamento y Aluche podrán seguir utilizando el paso inferior de la avenida del Padre Piquer y la pasarela que conecta con el Anillo Verde Ciclista.
En cuanto a los otros cuatro pasos inferiores mixtos, aunque se ha cerrado el acceso que daba a la carretera de Boadilla, permanecen abiertos los de Yébenes, Batán y Parque de Atracciones, los cuales facilitan la conexión entre los barrios de Lucero y Batán. Se espera que los cierres de estos pasos se realicen de forma gradual a lo largo del verano, a medida que avancen las obras.
El objetivo de esta obra es la creación del Paseo Verde del Suroeste, que permitirá recuperar el espacio que actualmente ocupa la autovía, que ha separado a los barrios de Lucero, Aluche y Las Águilas de Campamento y Casa de Campo. Este paso es significativo, considerando que la A-5 ha tenido un tráfico diario de hasta 80.000 vehículos. Con la finalización del proyecto, se estima que la circulación en superficie disminuirá en un 90%, así como las emisiones contaminantes.
En la superficie, la cobertura de la A-5 dará continuidad a un bulevar peatonal desde la avenida de Portugal hasta la avenida del Padre Piquer, abarcando un total de 3,2 kilómetros. La nueva infraestructura priorizará la movilidad de peatones y ciclistas, mientras que se mantendrá una vía adecuada para el tráfico local y el transporte público.
En cuanto al túnel subterráneo, estará diseñado con tres carriles en cada dirección, distribuidos en dos vanos. Los carriles más cercanos a la mediana estarán destinados a autobuses y vehículos de alta ocupación (VAO), y contarán con señalización variable que permitirá ajustar su uso según las necesidades del tráfico en tiempo real. Este sistema flexible busca optimizar la infraestructura y adaptarse a las demandas del transporte a medida que surgen.
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