La fría mañana del 16 de septiembre se tiñó de debate en Madrid, donde la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, tomó una postura firme al respecto de la reciente decisión sobre Eurovisión. En un giro controvertido, Ayuso argumentó que ni artistas ni deportistas deberían ser las víctimas de decisiones políticas, refiriéndose a la exclusión de España en el festival de 2026 si Israel es parte del evento. "Perdemos todos", enfatizó en su mensaje en redes sociales, subrayando la repercusión negativa de esta situación.

A través de su cuenta, Díaz Ayuso recordó las contribuciones históricas de Israel al festival, incluyendo hitos como la victoria de la primera artista trans en Eurovisión y múltiples colocaciones entre los primeros puestos con intérpretes que han promovido la diversidad y el feminismo. Según Ayuso, estos antecedentes hacen que la posición de España resulte aún más desconcertante.

La controversia en torno a esta decisión se intensifica tras la votación llevada a cabo por el Consejo de Administración de RTVE. Bajo la dirección de su presidente, José Pablo López, se ha aprobado la propuesta de no participar en el festival en caso de que Israel esté presente. Este acuerdo fue ratificado con una mayoría de 10 votos a favor, cuatro en contra y una abstención, reflejando la polarización política dentro del organismo que, por cierto, está compuesto por representantes de diferentes partidos, incluidos PSOE, PP, Sumar y otros.

España se une así a una lista creciente de países que han optado por retirarse de Eurovisión ante la participación israelí, sumándose a naciones como Países Bajos, Eslovenia, Islandia e Irlanda. Lo que resulta aún más significativo es que España se convierte en la primera nación del llamado 'Big Five'—los cinco países que más financian a la UER—en tomar esta drástica medida, lo que podría tener repercusiones en la imagen cultural y en las relaciones diplomáticas.