
La familia de una mujer española de origen peruano denunciará a los policías por supuestos delitos de allanamiento de morada, lesiones y trato degradante, después de que siete agentes resultaran heridos por los golpes recibidos por los cuatro miembros de la familia. Los hechos ocurrieron cuando la madre había llamado a la policía alegando que estaba siendo maltratada.
Los agentes llegaron al domicilio de la pareja situado en la calle San Claudio, en el vallecano barrio de Palomeras Sureste, después de recibir la llamada de la mujer. A su llegada, fueron recibidos por la mujer que reconoció haber llamado a la policía. En ese momento, apareció en actitud "hostil y violenta", su marido, peruano de 57 años, que se escondía las manos y se negaba a ser identificado, y la vivienda estaba revuelta. Tras pedirle que enseñara las manos, para evitar que llevara algún arma en ellas, el individuo intentó cerrar la puerta de repente. En ese momento, los agentes intervinieron y entraron al domicilio para asegurar la integridad de la mujer. Según fuentes policiales, el supuesto maltratador se abalanzó sobre los agentes, haciendo ademán de arrebatarles las armas. Tras intentar reducirlo, el individuo la emprendió a golpes y puñetazos contra los agentes, llegando a romper un espejo situado a la entrada de la casa.
Los dos hijos de la pareja, de 25 y 32 años, salieron de sus habitaciones y sujetaron a su padre para que no fuera detenido. Además, uno de ellos arrebató la defensa extensible a uno de los agentes mientras el otro grababa con un teléfono lo ocurrido. Todos los miembros de la familia, incluida la mujer, empezaron a gritar y a golpear a los agentes, arrojándoles objetos contundentes. Ante esta situación, los policías solicitaron apoyo de compañeros. A su llegada, intentaron reducir de nuevo al padre, pero en ese momento, por sorpresa, uno de los hijos hizo un placaje a unos de los funcionarios, que cayó al suelo, "donde siguió siendo golpeado".
Gracias a la llegada de más agentes, también municipales, lograron arrestar a los cuatro miembros de la familia, que están acusados de atentado contra la autoridad y lesiones. Los siete policías heridos tuvieron que ser atendidos en centros sanitarios y algunos cursaron baja.
La versión policial contrasta radicalmente por la ofrecida por la familia, que aseguran que ellos fueron las víctimas de la intervención policial y no al contrario. Según han explicado, la discusión se produjo porque el padre llegó tarde a casa y ella llamó a la policía solo "para asustarlo y para que durmiera ese día en el sofá".
El abogado de la familia ha explicado que la policía accedió al piso sin permiso y sin delito flagrante, por lo que se podría desprender un delito de allanamiento de morada. Además, adelanta que interpondrá una denuncia contra los policías actuantes no solo por allanamiento de morada, sino también por lesiones, ya que la madre tuvo que ponerse un collarín por los supuestos golpes lanzados por los agentes y uno de los hijos sufrió heridas en un también. Y también les acusaron de trato degradante, pues trasladaron a sus defendidos a los calabozos "de una forma inhumana".
Ahora será la Justicia la que determine lo sucedido. Hay una causa ya abierta por parte del Juzgado de Instrucción número 27 de Madrid, al que pasaron a disposición judicial el día 7 tras pasar la noche en comisaría. El magistrado decretó para los cuatro libertad a la espera de juicio acusados de un delito de desobediencia a la autoridad. Ahora sus abogados les defenderán y pondrán una denuncia contra los agentes.
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