
El próximo 24 de septiembre, la Audiencia Provincial de Madrid dará inicio al juicio contra Cristóbal López, más conocido como 'El Toba', quien enfrenta graves acusaciones por presuntos abusos sexuales a una decena de menores en su frutería de Valdeavero.
La Fiscalía ha solicitado una condena de 98 años de prisión por diversos delitos, incluyendo agresión sexual a menores de 16 años y exhibicionismo. En contraste, la acusación particular, representada por el abogado Juan Manuel Medina, eleva su petición a 105 años de cárcel, evidenciando la gravedad de los cargos.
La situación judicial de 'El Toba' se ha complicado considerablemente desde que, en octubre de 2023, recibió una sentencia de 19 años por una agresión sexual cometida en su domicilio contra un menor de 15 años. Pese a haber sido absuelto en otro juicio por un caso de corrupción de menores, su defensa apuntó a que sus hijos o un amigo los habían involucrado en situaciones inadecuadas.
Las acusaciones indican que los abusos ocurrieron tanto en la frutería del acusado como en su casa. Las víctimas, que tenían entre 3 y 13 años, eran amigos de sus hijos y pertenecían al círculo cercano del entorno familiar, lo que plantea cuestiones sobre la confianza que se había establecido entre ellos y los padres de los menores.
El arresto de 'El Toba' se produjo en diciembre de 2020, tras la denuncia de una madre que se atrevió a hablar sobre los abusos cometidos, a pesar de las amenazas que el acusado había dirigido contra los menores para silenciarlos.
Las investigaciones de la Guardia Civil revelaron que 'El Toba' aprovechaba la inocencia de los niños, quienes entraban en su tienda atraídos por la oferta de golosinas y refrescos, para llevar a cabo sus abusos. Supuestamente, el acusado tocaba a los menores de manera inapropiada, introduciendo su mano en sus pantalones.
Según los documentos judiciales a los que tuvo acceso Europa Press, Cristóbal había estado a cargo de la frutería KEAI desde octubre de 2018 en la Plaza Víctimas del Terrorismo. Vivía en Valdeavero con sus dos hijos, quienes jugaban frecuentemente en la plaza cercana, un lugar que también era visitado por muchos padres de los menores involucrados en el caso.
Esta cercanía le permitió al acusado establecer relaciones de confianza con los padres, lo que a su vez creó un entorno en el que los menores se sentían seguros cerca de él. Sin embargo, esta confianza fue traicionada cuando 'El Toba' comenzó a abusar de ellos, motivado por lo que describe el fiscal como "una pulsión sexual depredatoria".
Se alega que el acusado mostró a los menores contenido pornográfico y los amenazó con violencia si se atrevían a revelar los abusos sufridos. Como resultado de estos eventos traumáticos, las víctimas han desarrollado problemas emocionales significativos, incluyendo ansiedad postraumática y trastornos del sueño, lo que demuestra el profundo impacto que estos abusos han tenido en sus vidas.
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