Crónica Madrid.

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"El Palacio de la Prensa: Un legado cinematográfico en el corazón de la Gran Vía de Madrid"

El Palacio de la Prensa, un verdadero emblema cultural en el corazón de Madrid, ha encontrado la fórmula para perdurar en una época dominada por el streaming y las plataformas digitales. Este histórico cine se posiciona como un destino inigualable para aquellos que buscan vivir experiencias cinematográficas únicas, más allá de lo que el sofá de casa puede ofrecer.

Ubicado en la vibrante Gran Vía, el Palacio de la Prensa fue inaugurado en 1929 bajo el reinado de Alfonso XIII y se alza como el primer rascacielos de la ciudad. Con su elegante fachada de ladrillo visto y un diseño que evoca el estilo neoyorquino, además de ser un punto de referencia arquitectónico, ha sido un testigo excepcional de la evolución del cine y la cultura en Madrid.

Desde su apertura, el cine ha vivido diversas transformaciones. Originalmente, se accedía a la sala por un ascensor, lo que provocaba largas filas que evidentemente motivaron una reforma que hizo más fácil el acceso en 1941. Posteriormente, en 1989, se adaptó a los multicines dividiendo el espacio en varias salas, enriqueciendo así la oferta cultural que puede disfrutar el público.

A lo largo de los años, el Palacio ha sido el escenario de múltiples acontecimientos históricos, desde estrenos de películas que arrastraron multitudes hasta eventos memorables como presentaciones y homenajes. Su valor cultural fue reconocido en 2017 al ser declarado Bien de Interés Patrimonial por la Comunidad de Madrid, un reflejo del tesoro que representa para la sociedad madrileña.

Juani Sánchez, empleada del cine, recuerda cómo la industria ha cambiado drásticamente. “Antiguamente, una película podía estar meses en cartelera. En la actualidad, la impaciencia del público hace que muchas se esfumen en un par de semanas”, señala mientras recuerda la época dorada de las colas y la emoción de los estrenos.

El Palacio de la Prensa no solo se dedica a proyectar filmes; también ha sido un escenario de vivencias personalizadas. Esther Nieto, taquillera del cine, relata emocionada la vez que un joven proyectó un cortometraje sobre su historia de amor, sorprendiendo a su novia con la sala llena de familiares y amigos. “Eso es lo que hacemos aquí, crear recuerdos”, asegura con orgullo.

Las anécdotas no terminan allí. Las empleadas del cine recuerdan la locura que generó el estreno del último capítulo de "Juego de Tronos", donde cientos de fanáticos abarrotaron el lugar disfrazados, creando un ambiente efervescente y lleno de adrenalina. Este tipo de eventos demuestra el poder del cine como generador de comunidad.

A lo largo de su historia, el Palacio de la Prensa ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. De las antiguas proyecciones magistrales a un control digital moderno, la evolución tecnológica nunca ha frenado la esencia del cine. Con la llegada de plataformas digitales y la pandemia, este cine ha buscado formas innovadoras de atraer al público, ofreciendo experiencias que no pueden ser replicadas en casa.

Entre las actividades recientes se encuentran proyecciones acompañadas de música en vivo, espectáculos de mentalismo, y hasta eventos especiales como la transmisión de la gala de los Premios Oscar. “No solo se trata de ver películas, es vivirlas”, afirman con énfasis las trabajadoras, que han hecho de este lugar un punto de encuentro cultural diverso.

Sin dejar de lado su historia, el Palacio de la Prensa se encuentra en proceso de una nueva reforma, no para cambiar su esencia, sino para renovarse y seguir siendo un lugar donde el cine, la música y la diversión se entrelazan. “Este sigue siendo un espacio donde la gente puede desconectar y sumergirse en historias que conmueven”, concluye Juani Sánchez con esperanza.

A medida que se aproxima el centenario de su existencia, el Palacio de la Prensa se mantiene relevante y vibrante en la cultura madrileña. Su capacidad para adaptarse y seguir siendo un referente no solo para el cine, sino también para la comunidad, asegura que continuará siendo un faro de entretenimiento y cultura en el futuro.