MADRID, 1 de febrero. La Comunidad de Madrid ha impulsado un curso innovador en Inteligencia Artificial (IA), el cual ha alcanzado ya a cerca de 15.000 jóvenes de la región, con orígenes y formaciones diversas. Esta iniciativa responde a la creciente presencia de la IA en diversas facetas de la vida cotidiana y profesional.
Entre los participantes destaca Paula, una joven científica de datos recién graduada que se especializa en inteligencia artificial generativa. Con una sonrisa, Paula relató que conoció el curso gracias a su abuelo, quien, curioso por la información, le envió una foto del anuncio que encontró en el periódico.
En una conversación con Europa Press, Paula enfatizó la idoneidad del curso para un amplio espectro de perfiles jóvenes, quienes pueden apreciar cómo la tecnología se aplica en sus respectivos campos profesionales. No obstante, hizo hincapié en que en la formación, la IA se presenta como una herramienta complementaria: “Es un acelerador, no un sustituto”, explicó.
Este ambicioso proyecto es posible gracias a la colaboración con Microsoft y Founderz, la organización encargada de su desarrollo. Pau Garcia-Milà, cofundador y co-CEO de la entidad, destacó que el programa fue diseñado con la juventud en mente. “La inteligencia artificial no es un concepto extraño para ellos; muchos ya la utilizan en su día a día. Por eso, no tenía sentido adoptar un enfoque puramente teórico. Queríamos que se pasara rápidamente a la acción, mostrándoles el vasto potencial de la IA, siempre desde un enfoque responsable y respetuoso”, indicó.
A pesar de su experiencia previa, Paula optó por inscribirse en el curso en busca de nuevas perspectivas y para evaluar cómo se impartía el contenido, cuán útil podría ser para otros y cómo se podría aplicar en diferentes contextos.
El programa se distingue por su enfoque práctico y accesible, adaptado a las necesidades de cada usuario. Según Paula, una de las principales enseñanzas que se pueden extraer del curso es cómo personalizar la inteligencia artificial para tareas específicas, dado que “cada uno tiene un día a día completamente distinto”.
García-Milà subrayó que el curso fue concebido para que cada participante, sin importar su trasfondo, pueda integrar la IA en su vida diaria. Con una duración ajustada, la meta es que los alumnos adquieran "conocimientos útiles desde el primer día, ya sea en un entorno educativo, como en FP o universidad, o en el mercado laboral".
El curso no solo se centra en las capacidades prácticas, sino que también aborda cuestiones éticas relacionadas con el uso de esta tecnología. Entre las pautas destacadas, se enfatiza la importancia de evitar el plagio, verificar siempre las fuentes y comprender que la IA no es una fuente de “verdad absoluta”, sino más bien una herramienta que acelera procesos. “Es como evitar el síndrome de la página en blanco. La IA te ofrece un borrador para empezar, pero todo debe ser revisado y adaptado”, añadió Paula.
Una de las unidades del curso se centra en el "compositor de software", una técnica de 'prompt engineering' que permite a los usuarios crear aplicaciones como páginas web sin necesidad de conocimientos de programación. Según Paula, esta herramienta resulta extremadamente útil para cualquier persona, independientemente de su perfil técnico.
García-Milà amplió esta idea, estabilizando que el curso mezcla intencionalmente teoría y práctica. Incluye actividades prácticas que permiten aprender a implementar la IA en la vida cotidiana, empleando herramientas gratuitas como 'Copilot' para crear pequeñas aplicaciones o juegos sin necesidad de programar. También destaca la relevancia del 'prompt engineering' como una habilidad esencial para interactuar con modelos de IA en un ámbito profesional.
Esta técnica, versátil por naturaleza, tiene aplicaciones en diversos sectores, desde la automatización de procesos hasta la creación de contenido y el desarrollo de soluciones digitales personalizadas. Su capacidad para interactuar con modelos de inteligencia artificial convierte al 'prompt engineering' en un recurso valioso para tareas que varían desde el diseño de interfaces de usuario hasta la generación de respuestas automatizadas en el servicio al cliente, reduciendo así la necesidad de contar con conocimientos técnicos avanzados.
Desde su perspectiva como alumna, Paula sostiene que el éxito del programa radica en su accesibilidad y enfoque práctico. “Es un muy buen curso para empezar. Te sitúa en el mapa de la inteligencia artificial y te permite comprender cómo puedes beneficiarte de ella a pequeña escala”, consideró. Sin embargo, sugiere que se podría enriquecer el contenido técnico para quienes ya tienen más experiencia en el área.
Como creador de esta iniciativa, el cofundador de Founderz expresó su anhelo de haber contado con un programa así hace 20 años, cuando él mismo era un adolescente. García-Milà considera que la integración de la IA en la vida cotidiana representa “un cambio de paradigma enorme” que “permite ser más productivo, enfocarse en las tareas que realmente se disfrutan y, en definitiva, sentirse más realizado”.
La Comunidad de Madrid, tal como se afirmó durante la presentación del proyecto, tiene la ambiciosa meta de alcanzar a un total de 100.000 inscritos. Sin embargo, a más de tres meses desde el lanzamiento del curso, todavía se encuentran alrededor de una sexta parte de este objetivo.
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