Más de 400,000 personas se manifestaron en las calles de Madrid, donde se destacó la imperiosa demanda por el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino. Esta movilización, organizada por diversas agrupaciones, se llevó a cabo para protestar contra lo que consideran un "genocidio" en Gaza y para solicitar al gobierno español que suspenda el comercio de armas con Israel.
La manifestación, que atrajo a cerca de 100,000 asistentes según la Delegación del Gobierno en Madrid, comenzó a las 18:00 horas en Atocha y avanzó hacia la Plaza de Callao, mostrando una evidente preocupación por la situación en Gaza. A pesar de las cifras oficiales, las organizaciones convocantes, como la Asociación Hispano Palestina Jerusalén y la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina, elevaron el número de participantes a más de 400,000.
Los carteles llevados por los manifestantes reflejaron la urgencia de la situación con mensajes como "Alto al genocidio en Palestina" y "Matar niños no es defenderse". La multitud también exhibió numerosas banderas palestinas, levantando la voz por la paz y el fin del sufrimiento del pueblo palestino.
Al término de la marcha, se leyó un manifiesto que expresó las demandas centrales de los organizadores. Sin embargo, un grupo considerable de manifestantes decidió quedarse en Gran Vía, realizando una sentada como forma de protesta, y chocando con un cordón policial que intentó desviar la manifestación hacia otro camino.
Las protestas no se limitaron a Madrid; otras ciudades españolas, como Barcelona, vieron también movilizaciones significativas. Según las cifras ofrecidas, mientras el Ayuntamiento de Barcelona contabilizó alrededor de 70,000 asistentes, los organizadores elevaron esa cifra a 300,000, todos exigiendo el cese de la cooperación armamentística con Israel.
Estas manifestaciones se producen en un contexto delicado, a tres días del segundo aniversario de la ofensiva de Hamás contra Israel, que ha dejado un alto número de víctimas palestinas en Gaza. Además, coincide con la reciente captura de la Global Sumud Flotilla, un grupo de embarcaciones que intentaban llevar ayuda humanitaria a la región y que fueron interceptadas por fuerzas israelíes.
Las organizaciones que lideraron las protestas enfatizaron la necesidad de respetar el derecho del pueblo palestino a determinar su propio destino. Uno de los portavoces, Ibrahim Zaytouni, afirmó que la autodeterminación debería ser un asunto exclusivo de los palestinos y rechazó la intervención de líderes internacionales en la cuestión.
El llamado a la comunidad internacional ha sido claro: la presidenta de la Asociación Hispano Palestina Jerusalén, Saida Ghodaieh, exigió un rotundo fin a la violencia en Gaza y la inmediata entrada de ayuda humanitaria, haciendo hincapié en la importancia de respetar el derecho internacional y en la rendición de cuentas por crímenes de guerra.
Por su parte, Laura Ferre, de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, subrayó que cualquier intento de embargo de armas debe ser "integral", considerando insuficiente el decreto que el Gobierno planea aprobar en el Congreso, tras dos años de conflicto intensificado.
Desde el Gobierno, la ministra de Sanidad, Mónica García, apoyó la convalidación del decreto de embargo y afirmó que es crucial para detener los abusos contra el pueblo palestino y que representa un firme compromiso con los derechos humanos.
Además, figuras políticas de Podemos participaron activamente en la movilización, demandando el corte de las relaciones con Israel y la liberación de activistas de la Global Sumud Flotilla, haciendo un llamado a la comunidad internacional a condenar cualquier acto de agresión similar al de otros países que han sido objeto de condena por sus acciones.
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