En el corazón de Madrid, el emblemático Palacio de Cibeles se ha convertido en el escenario de una confrontación simbólica durante el Pleno mensual. La política local ha estado marcada por la polémica entre Vox y el Partido Socialista, donde las diferencias ideológicas han sido evidentes a través del uso de banderas.

Todo comenzó cuando se discutió la propuesta para extender el servicio de apoyo psicológico y legal a las víctimas de la LGTBIfobia. En un gesto que no pasó desapercibido, la concejala del PSOE, María Caso, decidió mostrar una bandera arcoíris, un símbolo de la comunidad LGTBI, en su escaño, provocando una reacción inmediata entre los representantes de la derecha.

Los concejales de Vox, liderados por Javier Ortega Smith, no tardaron en responder a este acto. En lugar de quedarse callados, optaron por exhibir tres banderas de España a lo largo de sus asientos, defendiendo sus convicciones y marcando su posición sobre el tema en cuestión. Esta acción desató un claro contraste entre las posturas de los dos grupos políticos que representan visiones muy distintas de la realidad social y cultural del país.