En un reciente suceso ocurrido en Madrid, agentes de la Policía Municipal llevaron a cabo una importante intervención el 8 de noviembre en un establecimiento de ocio ubicado en el distrito de Usera. Durante una revisión, las autoridades encontraron a un individuo que, además de estar bajo dos órdenes de alejamiento, portaba una pulsera de localización permanente que había sido manipulada y guardada en su bolsillo.

La inspección se realizó en la mañana del pasado fin de semana, como respuesta a múltiples quejas de los vecinos sobre peleas y disturbios en la zona. Los policías, en colaboración con inspectores laborales, se acercaron a un local en la calle Amor Hermoso con el objetivo de investigar la situación de manera exhaustiva.

Durante la revisión del lugar, los agentes notaron a un hombre intento abandonar el local sin ser identificado. Este sujeto, de 36 años y nacionalidad peruana, fue interceptado por la policía. En un registro preventivo, se descubrió que llevaba una pulsera de localización que había sido severamente alterada; la correa había sido cortada.

Al cuestionarle sobre el estado de la pulsera, el hombre argumentó que se había roto mientras trabajaba. Sin embargo, al proceder con su identificación, los oficiales confirmaron que existían dos órdenes de alejamiento vigentes a su nombre, emitidas por dos mujeres residentes en Getafe.

Dada la posibilidad de que la manipulación del dispositivo pudiera representar un peligro real para la seguridad de las víctimas, los agentes decidieron remitir el caso a la autoridad judicial competente, que evaluará las acciones apropiadas a seguir. Fuentes de la Policía indicaron que, a pesar de las circunstancias, no fue detenido debido a la falta de pruebas que demostraran que había alterado el dispositivo de localización o que había violado las restricciones impuestas por el juez.