
El pasado domingo 12 de octubre, Madrid vibró con la celebración del Día de la Hispanidad, donde miles de españoles se congregaron para rendir homenaje a las Fuerzas Armadas en un desfile militar cargado de simbolismo. A pesar de que las inclemencias del tiempo limitaron las exhibiciones aéreas, el evento mantuvo su esencia festiva y patriótica.
Las principales avenidas de la capital se engalanaron con banderas de España, mientras ciudadanos y visitantes adoptaron los colores nacionales en una muestra palpable de orgullo. Banderas atadas al cuello, pulseras y numerosos banderines decoraron la escena, complementadas con la presencia de estandartes de diversas comunidades autónomas a lo largo de la marcha.
Entrevistados por Europa Press Televisión, un grupo de jóvenes expresó su motivación para asistir al evento, resaltando la importancia de "reivindicar la unión" del país y el vínculo cultural que nos une. Algunos de ellos contaban con amigos participando en el desfile, lo que intensificó su entusiasmo. Uno de ellos comentó que era su primera participación adulta en esta celebración, y manifestó su deseo de seguir asistiendo en futuras ediciones.
La jornada transcurrió sin contratiempos, aunque la parte aérea del desfile se vio reducida. Entre los asistentes se encontraba Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, el alcalde José Luis Martínez-Almeida y Francisco Martín, delegado del Gobierno. Ayuso, en su discurso, enfatizó el orgullo de ser parte de una de las grandes naciones del mundo, subrayando la conexión entre más de 600 millones de hispanohablantes.
El desfile, que tuvo lugar en el Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos, comenzó en la glorieta Emperador Carlos V y concluyó en la Plaza de Colón. Este es el tercer año consecutivo que se opta por esta ruta debido a obras en el Paseo de la Castellana, que han impedido su celebración en ese emblemático lugar.
Los reyes Felipe y Letizia, acompañados de las princesas Leonor y Sofía, que regresó tras dos años de estudios en Gales, inauguraron el evento que dio comienzo a las 11:00 horas. Algunos espectadores reconocieron que su mayor emoción provenía de la presencia real, aun cuando no tuvieran la oportunidad de verlos de cerca.
Un ambiente de diversidad se hacía palpable, con la participación de figuras políticas como el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien fue recibido con abucheos por parte de algunos asistentes, lo que reflejó tensiones políticas latentes en la sociedad. En medio de la multitud, una mujer se quejaba acerca de la distancia entre el palco de autoridades y el público, añorando una mayor cercanía a la tribuna como en años anteriores.
Un impulso de multiculturalidad también estuvo presente, con testimonios de asistentes de diferentes orígenes, como una ciudadana argentina que destacó la atmósfera festiva y la popularidad del evento. También un participante colombiano subrayó la conexión entre las celebraciones de los latinoamericanos y sus raíces nacionales.
La representación de la Comunidad de Madrid estuvo garantizada por distintos cuerpos de emergencias, demostrando un compromiso con la seguridad durante el evento. No se reportaron incidentes significativos, y el acto siguió el protocolo habitual, comenzando con los honores militares que se rindieron a los monarcas.
Uno de los momentos más esperados fue el salto de los paracaidistas, que a pesar de tener que desembarcar en una zona alternativa debido a condiciones climáticas desfavorables, logró llevar la bandera nacional al cielo. Posteriormente, se llevó a cabo el izado de la bandera, así como un homenaje a aquellos que han hecho el sacrificio supremo por España.
El desfile aéreo también sufrió alteraciones, con un número significativamente reducido de aeronaves debido a la niebla. A pesar de las limitaciones, el evento presentó formaciones aéreas emblemáticas con aviones de combate, aunque faltaron varios tipos de aeronaves que normalmente participan.
El espectáculo terrestre se desarrolló con una impresionante presentación de vehículos militares, caballos y unidades de la Legión, que sorprendieron a los presentes con un borrego que simboliza la buena suerte. Con un total de más de 3.800 miembros de las Fuerzas Armadas involucrados, la celebración resaltó la cohesión entre hombres y mujeres enfocados en el deber hacia la nación.
Al cierre del desfile, unos minutos pasadas las 12:30, los Reyes saludaron a las autoridades y dieron paso a la ceremonia de arriado de la bandera, cerrando un evento que, a pesar de sus limitaciones, reafirmó el compromiso y el orgullo nacional. Felipe VI, Letizia y las princesas se trasladaron al Palacio Real, donde continuaron con la tradición de recepción posterior a la celebración.
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