Crónica Madrid.

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Dos detenidos en juicio por homicidio tras riña en bar de Carabanchel.

Dos detenidos en juicio por homicidio tras riña en bar de Carabanchel.

En Madrid, el próximo lunes comenzará un juicio que ha captado la atención de la sociedad, donde dos hombres se enfrentan a serias acusaciones relacionadas con un homicidio ocurrido en el barrio de Carabanchel. Este caso se remonta al 6 de mayo de 2023, cuando una disputa fatal tuvo lugar en la calle Humanes.

El Ministerio Público ha solicitado una severa condena para uno de los acusados, identificado como M. R. G., quien podría recibir una pena de doce años de cárcel por su supuesta culpabilidad en el homicidio. Además, se prevén diez años de libertad vigilada una vez cumplida la pena. Por otro lado, J. G. R., se enfrenta a una acusación de encubrimiento, con una posible condena de dos años de prisión.

De acuerdo con el relato de la Fiscalía, la trágica serie de eventos comenzó en la terraza del bar 'El Rinconcito', donde M. R. G. y la víctima, O. P. B., entablaron una acalorada discusión que escaló rápidamente a violencia física. Tras la pelea, O. P. B. se retiró hacia el edificio donde residía un familiar, pero fue seguido por M. R. G., quien continuó atacándolo con palabras amenazantes.

La situación se tornó aún más crítica en el descansillo de la escalera, donde ambos cayeron al suelo. En ese instante, se afirma que M. R. G. le propinó varias puñaladas en el costado izquierdo a O. P. B., expresando al menos una intención de causarle la muerte. Después de que ambos cayeran de nuevo en plena calle, el acusado se dio a la fuga sin atender la situación.

A pesar de su grave estado, la víctima logró llegar al portal de un familiar en busca de auxilio, aunque colapsó y falleció poco después. La autopsia reveló que la causa del deceso fue un hemoneumotórax junto con un shock hipovolémico, todo resultado de las heridas de arma blanca recibidas.

Además, se ha hecho mención de la implicación de J. G. R., quien, nacido en 1995, habría sido testigo del altercado. Tras el ataque, este acusado supuestamente pidió la navaja a M. R. G. para limpiarla, compró papel en un establecimiento cercano y luego permitió que el arma fuera recuperada por el otro implicado. Lo más preocupante es que ambos se marcharon del lugar sin dar aviso a las autoridades competentes.