En un notable desarrollo urbanístico, Madrid se prepara para implementar un cambio significativo en la A-5, una de sus arterias principales, a partir de mañana. Este proyecto se lleva a cabo en el contexto de las obras del Paseo Verde del Suroeste, que implican el desvío temporal del tráfico de la calzada norte en dirección a la salida de la capital, un movimiento que seguramente afectará a miles de conductores diarios.
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, Borja Carabante, ha anunciado esta medida mediante un mensaje en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter. Según su comunicado, el desvío del tráfico estará vigente durante un periodo de tres semanas, lo que ha levantado preocupaciones entre los usuarios de la vía y los residentes de las áreas circundantes sobre los posibles inconvenientes en la circulación.
El nuevo carril exterior, que se extenderá a lo largo de 300 metros, discurrirá por la calle de El Greco, que se encuentra paralela a la A-5. Además, en un esfuerzo por acomodar a los usuarios del transporte público, se procederá a reubicar una parada de bus, la cual se situará a pocos metros de su ubicación original, permitiendo así cierta continuidad en el servicio a pesar de las obras en curso.
Estas obras forman parte de un ambicioso proyecto que busca soterrar la A-5, una carretera que soporta a diario la circulación de alrededor de 80.000 vehículos. Desde el 11 de octubre, se han iniciado los trabajos de la primera fase de este proyecto, que promete transformar esta autovía en un extenso corredor verde, compuesto por siete nodos de espacios verdes conectando el distrito de Latina de norte a sur, desde el barrio de Campamento hasta la avenida de Portugal, y el área de Puerta del Ángel.
El objetivo de esta transformación es muy claro: se busca reducir en un 90% el tráfico de vehículos en superficie y disminuir las emisiones contaminantes, un propósito que, aunque loable, plantea interrogantes sobre la efectividad y la viabilidad de estas medidas a largo plazo.
Asimismo, la cubrición de la A-5 permitirá una transición más fluida hacia el bulevar peatonalizado de la avenida de Portugal, el cual enlaza con Madrid Río, extendiéndose hasta la avenida del Padre Piquer. Este ambicioso soterramiento abarcará más de tres kilómetros de la vía, mostrando la determinación del Ayuntamiento por cambiar la fisonomía urbana de la zona.
El proyecto se ha dividido en dos fases: la primera, que abarca hasta la calle Padre Piquer, está completamente financiada por el Ayuntamiento con un presupuesto de 408 millones de euros. La segunda fase, que se adentrará más allá y pasará por la operación Campamento, cuenta con un coste estimado de 400 millones de euros, de los cuales el Estado aportará 150 millones. El total de inversión alcanzará los 800 millones de euros, una cifra considerable en tiempos de restricciones presupuestarias.
Ante las complicaciones que indudablemente surgirán durante la ejecución de las obras, el Ayuntamiento de Madrid, en coordinación con el Gobierno regional, está planeando un refuerzo del 7,3% en las líneas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que serán afectadas directamente, es decir, la Línea 36 que conecta Atocha con Campamento, la Línea 39 desde Plaza de España hasta San Ignacio, y la Línea 65 que va de Benavente a Gran Capitán.
Además, también se contemplan mejoras en las líneas alternativas al eje de la A-5, como la Línea 17 que va desde la Plaza Mayor hasta Parque Europa, la Línea 34 que conecta Cibeles con Las Águilas, y la Línea 138 de Cristo Rey a San Ignacio. Como complemento, se mejorará la frecuencia de la línea de Metro Ligero ML3, que parte de Boadilla del Monte, así como la creación de dos puntos de rotura de carga para las líneas interurbanas, lo que apunta a mitigar el impacto sobre la movilidad en la zona.
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