La Audiencia Provincial de Madrid ha dictado una sentencia en la que condena a Jesús Pradales a catorce años de prisión por el asesinato premeditado de Juana Canal, a quien acabó con la vida en la madrugada del 23 de febrero de 2003 en un apartamento en Ciudad Lineal durante una discusión.
Según el fallo al que Europa Press tuvo acceso, el homicida confeso fue hallado culpable de un delito de homicidio, con la circunstancia agravante de parentesco. Además, deberá indemnizar al hijo de la víctima con 118.000 euros, y a cada uno de sus hermanos con 22.000 euros.
La sentencia se produce luego de que un jurado popular declarara el 26 de septiembre a Jesús como culpable del asesinato intencionado de su pareja en aquel entonces, descartando que se tratara de un accidente.
Los miembros del jurado respaldaron la posición de la fiscalía y del abogado de SOS Desaparecidos, quienes sostenían que la muerte de la víctima no fue incidental después de que el acusado la apartara de un empujón para evitar ser agredido.
La fiscalía y la acusación particular pedían una sentencia de quince años de prisión por homicidio intencional con la agravante de parentesco, mientras que la defensa solicitaba la absolución argumentando un accidente.
El tribunal destacó en su fallo la gravedad del daño sufrido por los familiares de la víctima tras perder de manera inesperada a una madre y hermana. Se estableció que el hijo que vivía con ella tuvo que dejar la casa por no poder pagar el alquiler, y ni siquiera supo lo sucedido con su madre antes de morir.
Los jueces no consideraron una atenuante por confesión, ya que el acusado nunca admitió su culpabilidad ante las autoridades y solo lo hizo cuando fue detenido y enfrentado a pruebas incriminatorias. Solo entonces admitió haber desmembrado a Juana Canal.
En el juicio, el acusado afirmó que su pareja murió accidentalmente al caer al suelo luego de que él la apartara para evitar ser golpeado. Según su versión, la víctima estaba agresiva por efectos del alcohol esa noche.
La fiscal destacó que la muerte de Juana no fue accidental, sino el resultado de una acción agresiva en la que Jesús asumió el riesgo de dicha consecuencia.
"En 26 horas la desmembró, lo cual no es sencillo, recorrió 170 kilómetros, cavó dos hoyos, enterró los restos óseos, volvió y dejó una nota a Sergio, el hijo mayor de Juana, diciendo que su madre había tomado pastillas y se había ido", detalló.
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