Le constaban antecedentes de crueldad doméstica con su madre y hermana, con orden de alejamiento puesta en 2009

MADRID, 21 Jun.

Fernando González de Castejón, conde de Atarés y marqués de Perijaa, quien en teoría mató ayer a tiros en su casa de la calle Serrano de Madrid a su mujer y a una amiga de esta no tenía licencia de armas ni había sido denunciado por las víctimas, indicó esta mañana la encargada del Gobierno en la zona, Mercedes González.

En una entrevista en 'Telemadrid', obtenida por Europa Press, González ha asegurado que todo apunta a un caso mucho más de crueldad. Y ha recalcado que su mujer, Gemma, no había denunciado a presunto asesino y por consiguiente no constaba en el sistema VioGén. Sí que actuó de trabajo en 2018 la Policía Nacional por un hecho pero ella no llegó a denunciar. De hecho, reiniciaron la convivencia ese año. No obstante, sí le constaban antecedentes de crueldad doméstica con su madre y hermana, con orden de alejamiento sobre ellas puesta en 2009.

Por otra parte, la gerente del Gobierno central en Madrid ha recalcado que el aristócrata en ningún instante tenía permiso de ninguna de las armas de su hogar, donde los agentes encontraron una vitrina con bastantes armas cortas y largas, tal como munición, silenciadores, ballestas y puñales. "La Guardia Civil no posee perseverancia de licencia y si las recibió de herencia o donación familiar debe comunicarlo", ha apuntado.

González asimismo indicó que a la Policía Nacional tampoco le consta demandas de vecinos por inconvenientes de convivencia o prácticas de tiro en el patio de la red social, algo que ayer denunciaron ciertos habitantes.

La encargada del Gobierno asimismo confirmó que fue un vecino quien vio ayer por la mañana por la ventana de su casa un cadáver, con lo que llamó al portero Fernando y después a la Policía, que entró en la vivienda. Allí se halló a 2 cadáveres en el suelo y uno en la cocina. En la primera estancia estaban el supuesto asesino y su mujer, los dos con un tiro en la sien, y cerca el arma corta usada.

En la cocina se encontraba la amiga de Gemma, que murió por un tiro que le desconfiguró la cara. Los agentes tardaron un tiempo en identificarla, con lo que al comienzo pensaron que era un individuo del servicio doméstica. Ella cuidaba ocasionalmente a la hija del matrimonio, una pequeña de diez años que ayer estaba en París esperando de regresar a España. Ha quedado en tutela de otro integrante de la familia, ha detallado la encargada del Gobierno.