Detenidos dos individuos por simular amenazas de tiroteo en la UCM para estafar a estudiantes en línea.
La reciente detención de dos jóvenes españoles en Madrid ha puesto de relieve una preocupante conducta en la que la desinformación y las amenazas se combinan para perpetrar estafas. Estos individuos, ambos de 21 años, se dedicaban a difundir alarmantes bulos sobre ataques en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), revelando así un oscuro propósito que iba más allá de la simple intimidación.
La investigación, que se inició el 31 de octubre, coincidió con una notable celebración estudiantil. Durante este evento, un individuo lanzó el rumor de un inminente ataque armado en la facultad de Filosofía y Derecho, lo que generó una ola de pánico entre los estudiantes. Este rumor se propagó rápidamente gracias al uso de redes sociales y aplicaciones de mensajería, convirtiéndose en un fenómeno viral que desató el miedo entre la comunidad universitaria.
Ante esta situación, las autoridades de la Policía Nacional y representantes de la UCM decidieron actuar. Luego de una cuidadosa investigación, concluyeron que no existía evidencia que justificara un temor real superior al habitual, y comunicaron a los estudiantes que podían continuar con su rutina académica, como se detalla en un email al que tuvo acceso Europa Press.
Aunque las instalaciones de la universidad no fueron cerradas, el morbo generado por las amenazas tuvo consecuencias. El 5 de noviembre, fecha en la que supuestamente debía tener lugar el ataque, más de 6,000 alumnos decidieron no asistir a clase debido a la inquietud que había provocado la falsa alarma, lo que pone de manifiesto el poder del miedo en situaciones tan volátiles.
Los arrestados, lejos de mostrar arrepentimiento, aprovecharon el clima de incertidumbre para iniciar sus actividades delictivas. Enviaron amenazas que venían acompañadas de imágenes de armas y munición, utilizando estos métodos para intimidar a la comunidad estudiantil. Aquellos que osaban cuestionar estos mensajes eran objeto de intimidaciones, con las que amenazaban a los estudiantes y a sus familias.
Las averiguaciones han puesto de manifiesto que el objetivo real no era solo crear caos, sino también obtener datos personales de los estudiantes. Los detenidos empleaban técnicas de ingeniería social para conseguir información, contactando a sus víctimas directamente para solicitar datos identificativos o incluso copias de documentos esenciales. Esta estrategia demuestra cuán sofisticados se han vuelto algunos estafadores en su intento por manipular a sus víctimas.
Una vez que lograban recabar información personal, estos individuos abrían cuentas bancarias con la intención de llevar a cabo estafas y otros delitos. Según revelaron las investigaciones, se han contabilizado hasta seis acciones delictivas relacionadas con la apropiación indebida de datos personales y la realización de fraudes. La operación sigue en marcha, lo que sugiere que podría haber más detenidos en el futuro, subrayando la necesidad de estar alerta ante este tipo de engaños en nuestros entornos educativos.
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