En una destacada operación de seguridad, las fuerzas del orden sorprendieron a un grupo de 50 trabajadores que operaban en tres call centers ubicados en Perú, desde donde realizaban estafas telefónicas a gran escala.
El 12 de diciembre, se conoció que agentes de la Policía Nacional, en conjunto con la Policía Nacional del Perú y con la colaboración de la Agregaduría de Interior en ese país, lograron desmantelar una infraestructura tecnológica vinculada a una organización criminal que defraudó más de 3 millones de euros utilizando el método conocido como 'vishing'.
Los operativos resultaron en la detención de un total de 83 individuos, incluidos el líder de la organización, 35 de ellos en varios puntos de España —como Madrid, Vigo, Barcelona, Mallorca y Salamanca— y 48 en Perú. Se llevaron a cabo 29 registros simultáneos en ambos países, durante los cuales se incautaron dinero, dispositivos móviles, herramientas informáticas y un considerable volumen de documentación relacionada con las estafas.
La investigación dio inicio en agosto de 2022, cuando se detectó la posible existencia de un grupo delictivo especializado en cometer estafas a través del 'vishing'. A medida que avanzaron las indagaciones, los investigadores confirmaron la existencia de una estructura piramidal compuesta por individuos de confianza del líder —familiares y amigos íntimos— que desempeñaban roles claramente definidos.
En Perú se hallaba el cabecilla de la organización, quien tenía bajo su supervisión a tres personas encargadas de gestionar los distintos call centers. Estos espacios estaban decorados con carteles motivacionales, promoviendo un ambiente que incentivaba a los empleados, quienes incluso celebraban las primeras victorias económicas de los recién incorporados.
En la base de esta estructura estaban los trabajadores que se ocupaban de realizar las llamadas a las potenciales víctimas, en estrecha colaboración con sus colegas en España.
El método delictivo, identificado como 'vishing', consistía en llevar a cabo masivas llamadas telefónicas, aprovechando información de bases de datos y siguiendo guiones preestablecidos para ganarse la confianza de las posibles víctimas.
Mediante técnicas de ingeniería social, los estafadores ocultaban el número de teléfono —utilizando el 'spoofing'— de manera que cuando realizaban la llamada, en la pantalla de los afectados apareciera el nombre y número oficial de atención al cliente de su entidad bancaria, lo que incrementaba la credibilidad de la estafa. Esta operación se realizaba desde los tres centros de llamadas, donde alrededor de 50 empleados operaban de forma simultánea, realizando miles de llamadas diariamente.
Los estafadores estaban en alerta en las calles adyacentes a los cajeros automáticos, donde los clientes, engañados para creer que tenían un cargo fraudulento y que su cuenta estaba bloqueada, seguían pasos que les indicaban en la aplicación bancaria. Utilizaban manuales que les proporcionaban los líderes de la organización para simular que el código que recibirían en sus teléfonos les permitiría desbloquear sus cuentas.
El engaño culminaba cuando la víctima proporcionaba a su interlocutor el código, quien inmediatamente lo remitía a otros miembros de la organización ubicados en España. Estos últimos aguardaban en modo alerta en las cercanías de las sucursales bancarias para retirar el efectivo usando ese mismo código.
Una vez que lograban acceder al dinero, se quedaban con un porcentaje que fluctuaba entre el 20% y el 30%, transfiriendo el resto a la sede de operaciones en Perú a través de empresas especializadas en envío de efectivo a otros países.
Los empleados que operaban en España se distribuían en diversas ciudades con el fin de dificultar cualquier futura investigación policial. Así, empleaban códigos secretos entre ellos y los centros de llamadas para comunicar información sobre las entidades bancarias que estaban a la vista, utilizando un sistema de colores para identificar las distintas sucursales.
Con el fin de desarticular la organización, los investigadores identificaron a los miembros implicados, estableciendo un operativo que involucró a más de un centenar de agentes en colaboración con la Agregaduría de Interior en Perú. Esto resultó en 29 entradas simultáneas en ambos países, logrando la captura de 83 personas como presuntos responsables de delitos de estafa agravada, blanqueo de capitales y pertenencia a una organización criminal.
Durante el operativo en Perú, que contó con la participación de agentes de la Policía Nacional de España, se desarticularon los tres call centers desde donde operaba la organización, sorprendiendo a 50 trabajadores de la estructura delictiva en plena actividad.
Se incautaron, además, dinero en efectivo, teléfonos móviles, dispositivos informáticos y documentación relevante. La investigación permanece abierta, y no se descartan nuevas detenciones o la aparición de más víctimas en el transcurso de las indagaciones.
La Policía Nacional hace un llamado a la ciudadanía a no proporcionar nunca datos personales o bancarios sin validar la identidad de la entidad que se comunica. Es fundamental recordar que las instituciones financieras ya poseen esta información y, por ende, no debería solicitarla a través de métodos engañosos. Además, es crucial que los usuarios eviten compartir nunca detalles de sus tarjetas, documentos de identidad, o cualquier información sensible sin antes cerciorarse de la legitimidad del interlocutor, cortando la comunicación inmediatamente si hay sospechas y llamando al número de atención al cliente que deben tener a mano en fuentes oficiales o en la aplicación correspondiente.
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