La pequeña recibió insultos y humillaciones a lo largo de años a manos de sus compañeros sin que el centro frenase el acoso

MADRID, 2 Mar.

La Audiencia Provincial de Madrid ha podido confirmar la condena a un instituto concertado de Aranjuez al pago de diez.000 euros a la familia de una pupila por no resguardar a la pequeña del acoso escolar que padeció a lo largo de años a manos de sus compañeros, quienes la insultaban por su color de piel.

Así consta en una resolución donde se ratifica la sentencia condenatoria, a la que tuvo ingreso Europa Press, dictada por el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Aranjuez contra el centro escolar al deducir en parte la demanda presentada por la madre de la pupila.

La progenitora interpuso una demanda el 24de mayo de 2019 contra la directiva del instituto Litterator de Aranjuez, el jefe de Estudios, el encargado de la Inspección de Educación de Aranjuez y la encargada de esa Inspección del instituto por no realizar diligencia y supervisión el precaución de los estudiantes del centro al que están obligados.

La madre pedía la suspensión en el transcurso de un año de empleo y sueldo de la gente denunciadas y demandaba una indemnización de 35.381 euros para su hija por daños y perjuicios y 6.635 para ella.

La denunciante exponía la situacion de acoso a su hija desde 2012 en el momento en que tenía 5 años hasta junio de 2018, instante en el que se causó el cambio de centro escolar. Fue en el mes de noviembre de 2016, en el momento en que su hija le comentó que una compañera la "pega, la insulta y la amenaza" debiendo ocultarse en el baño.

Relata distintos capítulos como uno en el que un alumno la llama "negra", tirándola del pelo múltiples compañeros. En otra ocasión, en el mes de febrero de 2017, la pequeña llamó al teléfono de acoso escolar del centro una vez que la llamasen "puta" en el patio del instituto, diciéndoselo a su tutora sin que absolutamente nadie hiciese nada.

En mayo de ese año, la madre recibió contestación de la Inspección Educativa de Aranjuez que le comunicó que no tiene que ver con un caso de acoso escolar. Después de múltiples protestas al instituto, cambió a la menor de centro escolar. La madre llegó a hallar entre los libros de la pequeña una nota de suicidio.

Frente a ello, el instituto se opuso a estas declaraciones, aduciendo "el carácter respetuoso y también integrador" del centro en el momento en que tuvo conocimiento de las ocasiones que vivía la pupila y negando que la pequeña hubiese sufrido discriminación por causa de su raza o condición personal.

Así, insistieron en que se abrió un protocolo de acoso escolar con motivación racista, sin que se hallaran rastros de esto como no había prueba alguna.

Sin embargo, constan los correos que la progenitora mandó al centro escolar en el que hacía patente los insultos a su hija en el patio, tal como unas notas de una maestra donde señalaba que en el momento en que hablaban de colores, 2 estudiantes comentaron que "M. tiene color mierda".

A ello se añade visto que la pequeña presentaba síntomas compatibles con haber sufrido esos capítulos como ansiedad, nerviosismo y sentimiento de ser rechazada, según consta en los reportes de su médico.

Ante todo ello, la sentencia de instancia comprendía que el instituto no adoptó las debidas garantías para conseguir la información bastante para ver si realmente se se encontraba generando un caso de acoso escolar, no cumpliendo la normativa en esta materia y por consiguiente "omitiéndose un informe incompleto" por la parte de la dirección.

El juez estimó que sí existía un caso de acoso escolar con insultos y humillaciones hacia la menor, "primordialmente relacionados con su color de piel sin que desde el centro se adoptasen las medidas primordiales para terminar a tal situación".

"No consta la adopción de medidas sancionadoras o precautorias hacia los estudiantes causantes de los insultos o humillaciones", recogía la resolución.