En la tarde del lunes 30 de diciembre, un suceso alarmante tuvo lugar en la estación de Metro de Gran Vía, en Madrid, donde un carterista logró arrebatar la pistola reglamentaria a un agente de la Policía Nacional y, sorprendentemente, intentó disparar contra él sin éxito. Esta información ha sido confirmada por una portavoz de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid a Europa Press.

Los agentes, que se encontraban de paisano, estaban realizando labores de vigilancia sobre dos individuos sospechosos de haber estado cometiendo hurtos en el trayecto de la línea 1, comenzando desde la Estación del Arte. Durante su intervención, los policías decidieron identificar a los sujetos al llegar a la concurrida estación de Gran Vía, un lugar conocido por la actividad delictiva, especialmente en el ámbito de los robos.

En el momento de la identificación, uno de los carteristas logró escapar corriendo, lo que llevó a un agente a iniciar una persecución. El segundo individuo, que se quedó en el lugar, aprovechó la confusión para despojar a su perseguidor de su arma de fuego, apuntándole en varias ocasiones al pecho. Sin embargo, el delincuente no logró disparar, ya que no desactivó el seguro del arma.

El agente, tras un breve pero intenso forcejeo, logró recuperar su arma con la ayuda de su compañero, quien se unió a la lucha. A pesar de la fuerte resistencia que ofreció el delincuente, el policía y su colega lograron arrestarlo. Posteriormente, ambos agentes recibieron atención médica debido a las lesiones sufridas durante el enfrentamiento. El detenido, de origen chileno y de 25 años, fue encontrado en posesión de varios teléfonos móviles y tarjetas de crédito, lo que sugiere su implicación en actividades delictivas. Por otro lado, su cómplice logró escapar del lugar.

El Sindicato Unificado de la Policía Nacional (SUP) ha hecho eco en sus redes sociales sobre el trágico recuerdo de un incidente ocurrido hace diez años, cuando un delincuente empujó a un agente de policía, Javier Ortega, a las vías del tren en Embajadores, resultando en su muerte. Este recordatorio es un claro reflejo de los peligros inherentes a la profesión y la realidad que enfrentan los agentes cada día.

Además, el sindicato ha advertido que este tipo de incidentes subrayan la necesidad urgente de mejorar la seguridad de los policías. En noviembre, solicitaron que se dotara a la Brigada Móvil de fundas antihurto para impedir que los delincuentes puedan arrebatar las armas de los agentes tan fácilmente. Dada la reciente evaluación del nivel de alerta antiterrorista, que se encuentra en riesgo 4 reforzado, y la asignación de nuevos efectivos en áreas de alto riesgo, es imperativo que se tomen medidas para salvaguardar a aquellos que protegen nuestras calles.